Hígado graso no alcohólico y síndrome metabólico: ¿Qué relación existe?
El hígado graso es la acumulación perjudicial de grasas (triglicéridos) en las células hepáticas, aumentando así las probabilidades de padecer patologías más serias como la cirrosis o fibrosis. Conozcamos si existe relación entre el síndrome metabólico y el hígado graso no alcohólico.
Relación entre hígado graso no alcohólico y síndrome metabólico
Existen dos tipos de hígado graso, el originado por el consumo excesivo de alcohol y el que no. Las causas del hígado graso no alcohólico pueden ser el sobrepeso, un alto nivel de colesterol y triglicéridos en la sangre, resistencia a la insulina, hipertensión, entre otros.
Precisamente, el síndrome metabólico es un conjunto de 3 o más afecciones como la obesidad abdominal, elevado nivel de lípidos (triglicéridos y colesterol), presión arterial alta e hiperglucemia. Por lo tanto, quien tenga este síndrome, tiene mayores probabilidades de desarrollar hígado graso no alcohólico.
¿Hay síntomas habituales?
En cuanto a los síntomas, el hígado graso (alcohólico y no alcohólico) es por lo general silencioso, aunque en algunos casos puede producir cansancio o generar molestias abdominales.
Por otro lado, el síndrome metabólico también suele ser asintomático; es decir, es posible tener ambos males en el cuerpo y ni siquiera darnos cuenta, a menos que de manera preventiva acudamos al médico para ser evaluados y seguir sus recomendaciones.
¿Cuál es el tratamiento a seguir?
Como ya hemos mencionado, un hígado graso no tratado puede llevar a la cirrosis, la fibrosis o incluso cáncer de hígado. Por su parte, el síndrome metabólico aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas, cerebrovasculares, diabetes tipo 2, etc.
Tanto para el hígado graso no alcohólico como para el síndrome metabólico se tiende a recomendar cambios en el estilo de vida, tales como los siguientes:
- Bajar de peso.
- Hacer al menos 30 minutos de actividad física diaria.
- Evitar alimentos con elevado nivel de grasas y azúcares.
- Consumir más frutas, verduras y fibra.
- Entre otros cuidados, dependiendo el caso.
Si crees que puedes tener alguno de estos problemas, no olvides consultar con un especialista.
